Lo que no te cuentan las redes

Ayer vi el documental «El dilema de las redes» de Netflix, muy recomendable.

En el fondo no dice nada diferente a lo que ya sospechábamos, al menos en nuestro subconsciente. Y es que ese scroll infinito que nos regalan las redes sociales es adictivo.

La clave es que lo cuentan sin tapujos algunos de los responsables de que sea así. Desde el co-creador del botón «me gusta» de Facebook, hasta importantes ingenieros de Google o Twitter. Y lo cuentan explicando que el objetivo de que sea así es precisamente ese, es decir, que seamos adictos a su plataforma.

Bueno, igual lo decían más suavizado. Pero en el fondo ese es el mensaje. Los algoritmos se han diseñado para ello.

Una plataforma que nos crea adicción gracias su scroll infinito de noticias más o menos relevantes, mezcladas con anuncios y con la recompensa inmediata de recibir señales de nuestros amigos (o no tan amigos), que entran directamente a nuestros circuitos de felicidad.

Cuanto más tiempo pasamos en las redes sociales, más saben sobre nosotros. Y cuanto más saben, más rentable es para los anunciantes elegirnos cómo público objetivo para sus campañas, porque ya conocen a lo que somos afines.

Hay una frase muy comentada ya en Marketing, y viene a decir que cuando el producto es gratis, es porque el producto eres tú.

Y efectivamente, en las redes sociales lo somos. Nuestros datos se venden al mejor postor para mostrarnos anuncios según nuestros intereses.

Pero hay más

El problema de la afinidad con nuestros intereses es que las redes sociales se pueden convertir en una herramienta de moldeado de nuestra opinión como sociedad. ¿O no recuerdas la polémica de las últimas elecciones norteamericanas, dónde se hablaba de la influencia de las redes sociales en su resultado?

La publicidad y un feed de noticias ajustado a cada usuario está provocando que la polaridad política en EEUU sea cada vez más acusada.

En el reportaje, uno de los expertos contaba un ejemplo que me parece muy visual.

¿Te imaginas que Wikipedia alineara el contenido de sus definiciones a lo que sabe de ti, a tus intereses? Es decir, que para un mismo tema existirían tantas explicaciones como personas, lo que puede contribuir a crear opiniones sesgadas.

Porque Wikipedia ya no definiría un tema de forma objetiva, sino que lo adaptaría a lo que a ti te gusta escuchar. Con lo que podría reforzar las opiniones más radicales de ciertos usuarios.

¿Por qué sino en las redes sociales solemos encontrar primero las noticias de las personas con las que más interactuamos? ¿O los anuncios de las marcas que más nos han llamado la atención? ¿O imágenes similares visualmente a aquellas a las que más tiempo hemos dedicado? ¿Y por qué aparecen notificaciones en determinados momentos?

Los datos son el nuevo oro

Todo esta medido y estudiado. Nuestro perfil, los momentos en los que nos conectamos, el tiempo que pasamos interactuando en cada parte de la red, lo que nos gusta más y nos gusta menos…

Y están en manos de las empresas más poderosas del mundo. ¿Y de las personas más poderosas? ¿Será que todos formamos parte de una tribu siguiendo a un líder, como apunta Seth Godin en su libro?

La verdad es que da que pensar, al menos para reflexionar qué uso hacemos de las redes y si realmente están influenciando nuestras decisiones y opiniones.

Por si acaso, vamos a desconectar un poco más.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *