En Económicas estudiamos estadística. Una de tantas asignaturas plagadas de números.
Y no voy a decir ahora que no me gusten las cifras. Quién me conoce sabe que soy poco de cálculo mental y ecuaciones avanzadas, pero me emociono cuando me hablan de hojas de cálculo y Excel. También de construir fórmulas imposibles. Y eso que aún me queda mucho para desbloquear el nivel experto.
Este amor por Excel me lo terminó de inculcar un amigo maño, allá por la época en que esta tierra me quedaba muy lejos. Y al final, las hojas Excel me atraparon. ¡Son tan útiles!
Casi como el Power Point, con el que puedes hacer maravillas. Aunque seamos sinceros, un buen programa de diseño gráfico no tiene nada que envidiarle en las tareas para las que ha sido desarrollado. Otro de mis planes en la agenda para los días con tiempo: Adobe, ya no te me resistes.
Volviendo a los números, aunque parecen aburridos, juntándolos y combinándolos en una Excel se pueden descubrir cosas maravillosas. Desde identificar la forma física de un jugador de fútbol para decidir si debe o no entrenar al más alto nivel cada semana (idea cortesía de mi cuñado), hasta automatizar el recuento de puntos en una liga anual de pádel dónde, para más complicación, todos jugamos con todos y además podemos subir o bajar de nivel cada trimestre (cortesía de mi entrenador de pádel).
Para ambos, y corregidme por favor si me equivoco, los números se hicieron un poco más fáciles. Mejores decisiones, automatizar procesos, ahorrar tiempo… en definitiva, facilitar un poquito la vida.
Más que una hoja de cálculo
¿Te he dicho ya que me encanta el Excel?
Con una sencilla hoja Excel podemos obtener estadísticas muy simples, como medias o sumatorios de grupos, hasta complejos gráficos y tablas dinámicas que se retroalimentan. Y no digamos si descubres la función de programar macros gracias a tu amigo maño (pero ahí sí que no he llegado, es modo experto).
Es fácil pensar que lo bonito de las estadísticas son los coloridos gráficos que puedes hacer con ellas. Suelen quedar bien en las presentaciones, la verdad. Pero son más útiles que eso. Primero, para que tú sepas de qué estás hablando con tantos números, y segundo, para que puedas explicarlo fácilmente y que otros lo comprendan mejor.
Porque no se trata de decir que tenemos 50 pares de zapatos en stock, 300 seguidores que pasan a clientes potenciales o 2,000 visitas a una web. Se trata de saber qué vas a hacer con eso.
Y aquí, Excel puede echarnos una mano.
Analizar es la clave de cualquier proyecto que empieza, ¿o no es este el primer apartado en cualquier plan de Marketing o de empresa?. También es fundamental durante el desarrollo del proyecto, especialmente cuando surgen nuevas circunstancias que requieren parar y pensar cómo reorientar el rumbo.
Tampoco soy yo experta en estadística, pero, ¿de qué sirve la estadística si no sacamos conclusiones? Los números no pueden quedarse solo en cifras, debemos exprimirlos para saber si lo que hicimos estuvo bien, si hoy estamos en el buen camino, y sobre todo, qué podemos hacer mañana.
Organizar datos, analizar resultados, planificar acciones, predecir escenarios, dibujar nuevos caminos… y sacar conclusiones.
Son motor y guía al mismo tiempo.
Sino, ¿qué sería una estadística sin conclusiones?
Una idea sobre “Lo que cuenta la estadística”
Increíble como el Excel que me hiciste consiguió saber diariamente, semanalmente y mensualmente el estado de forma de los futbolistas para adaptar sus cargas de trabajo a su percepción subjetiva del esfuerzo. Ese Excel facilitó mucho trabajo y evitó lesiones a los futbolistas. Excel mejorando la vida siempre.