He descubierto algo muy curioso en Twitter.
Hay perfiles que quieren enseñarnos a comunicar. No a comunicar mejor, sino a comunicar en general, porque, en su opinión, debemos aprender de su experiencia.
Su experiencia es curiosa también; ¡son huevos de Twitter!

Solo en el primer vistazo a lo que publican ya ves que quizás no saben tanto como creen.
En las redes sociales hay mucho gurú de cualquier tema. Y hay que andarse con ojo.
Otros solo utilizamos estos espacios para volcar ideas, investigar temas que nos interesan y también para poner en evidencia que lo que no sabemos es más que lo que sabemos. Que al final salga bien es una carrera de largo recorrido.
Sin embargo, otros perfiles cuentan que lo que saben es mucho y muy valioso, incluso en campos en los que ni siquiera son especialistas. Dicen por ahí que «aprendiz de todo, maestro de nada«, así que mucho menos se puede ser «maestro de todo«. Habrá que tomárselo con más humildad.
Huye de quién te diga cómo debes escribir en las redes sociales, especialmente si no las utiliza o no tiene un perfil, ni profesional ni personal. Te dirá que conoce el lenguaje y los códigos, pero te darás cuenta de que no la próxima vez que leas sus mensajes.
Escribir en las redes sociales requiere antes haber leído muchas publicaciones, conocer qué lenguaje se utiliza, sus reglas de cortesía, hacer amigos, conversar…
Y también para empresas
A nivel corporativo necesita además una estrategia. Primero tener la corporativa, con su misión y visión; y especialmente entender la visión para tener claro cómo y quiénes queremos que nos conozcan en las redes.
Las palabras y las formas de comunicar se definen en el tono de voz, y son el resultado de un trabajo previo de análisis y estrategia.
Es importante conocer la trayectoria de la empresa, seguir una línea de conversación o definir cómo introducir mejoras poco a poco si queremos una nueva orientación para la marca.
Escribir en redes sociales no es publicar un mensaje cuando quiero contar algo y que me escuchen. Trata de comunicar quién somos, y para eso primero hay que conectar. Si conectamos, construiremos poco a poco una imagen sólida, que contribuirá a mejorar nuestra reputación.
Lo contrario del éxito es no conectar con quién está al otro lado, no prestar atención a la regularidad, publicar mensajes sin un hilo conductor o sin un tono de voz coherente. O peor aún, con un tono que cambia dependiendo de quién publique ese día (con suerte, algún Community Manager). La credibilidad se puede perder fácilmente.
Y si quién se pone a los mandos dice que sabe, sin saber, la pierde aún más.
Una buena estrategia de redes sociales requiere trabajo y mucha humildad para ponerte en el lugar de los que te leen.
Porque esto trata de pensar más en quién lee que en quién escribe.
Dedicado a todos los gurús sin perfil.