La comunicación de las palabras

De pequeña era un poco ratona de biblioteca. Me gustaba mucho leer, y devoraba los libros en muy poco tiempo. Un ratito antes de dormir, con la luz de la lámpara…

Lo bueno de haber leído tanto, y de seguir intentándolo, es que me he fijado mucho en la forma en la que se escriben las historias. Las palabras, bien elegidas, ayudan a transportarte al lugar correcto y a sentir lo que sienten los personajes.

Hoy me sigo fijando en las palabras. Y además de en los libros, las veo en anuncios, comunicados, redes sociales, folletos…

Para redactar un buen texto hay que cumplir con muchas premisas: unos prefieren utilizar lenguaje directo y sencillo acortando textos con la corrección de estilo, otros redacciones más barrocas y metafóricas, y otros fomentan aplicar la economía del lenguaje

Lo que no hay que hacer con las palabras

En Marketing, hay grandes ejemplos de que elegir mal las palabras puede conseguir un efecto no deseado, tirando por la borda toda la estrategia. Porque no es lo mismo leer captar un cliente, que enamorar a un cliente; ¿no crees?

Nombres de productos que no parecen lo que son

Un caso muy conocido es el de Mitsubishi, quién tuvo que cambiar el nombre de su todoterreno Pajero en los países de habla hispana porque las connotaciones eran algo extrañas.

Y hay muchos más, incluso eslóganes que con el tiempo recuerdan acontecimientos controvertidos.

Malas traducciones

En los años 70, American Airlines tradujo literalmente su eslogan «Fly in leather», que hacía referencia a la tapicería de cuero en primera clase, como «Vuela en cueros». Un poco raro lo de volar desnudo, ¿no?

O el abuso de palabras en inglés. Como el perfume SWINE, parte de una genial campaña de la RAE con final inesperado.

Ordenar palabras sin razón

Más allá de aplicar sujeto y predicado, el orden de las palabras dentro de una oración puede hacer que el texto cambie su significado, o que directamente no se entienda. Como este rótulo visto en un telediario: «Culpan a Ángel de herir a un policía infiltrado en el ojo». ¿Es que las personas se pueden infiltrar en los ojos?.

Abandonarse al estilo del autor

Si el estilo del autor de un texto corporativo es demasiado personal, puede pasar que la voz de la marca cambie si cambia la persona que lo escribe. Y se podría poner en duda la confianza de la empresa. Sin embargo, si el tono de la comunicación se define con los elementos y valores corporativos, facilitará mantener la continuidad de los mensajes.

O si el estilo del autor aparece cuando no debe. Como cuando el Community Manager de FNAC escribió un tweet político que, sí, era personal.

Olvidar la ortografía

Este es uno de los básicos de un buen mensaje. Que las palabras que utilizamos estén bien escritas y las oraciones bien puntuadas. Aunque hay muchos ejemplos de fallos de ortografía, en carteles, en rótulos de la televisión

La prensa más seria tampoco se libra de algunos errores.

Sin embargo, hay campañas publicitarias que juegan con las faltas de ortografía, como Chupa Chups. O las construyen en base a ellas como Starbucks. Algunos clientes que reciben el vaso con su nombre mal escrito suben fotos a las redes sociales, con los que generan más publicidad gratuita.

Y elegir un buen soporte para las palabras

Si no, podrían estropear o crear malentendidos con el significado.

boredpanda.com

Lo bueno de las palabras

En Marketing, comunicación o publicidad trabajamos mucho con palabras. Somos responsables de conocerlas, saber qué significan o sus connotaciones culturales.

Ikea lo ha sabido hacer muy bien en su última campaña, utilizando palabras propias de Zaragoza para acompañar su publicidad en la ciudad maña.

La marca sueca es un buen ejemplo de cómo optimizar las palabras para conseguir mensajes sencillos, directos y que realmente conectan. Sus técnicas de copywriting o escritura persuasiva consiguen transmitir muy bien los beneficios de sus productos y tiendas.

Saber utilizar las palabras adecuadas es clave para generar las conexiones correctas. Y así, generar la necesaria confianza para que surja el amor.

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