Somos muchos los que escribimos en blogs: para distraernos, lanzar nuestras ideas al mundo, desahogarnos, desarrollar una marca personal o simplemente construir nuestra casa digital.
Los blog de referencia suelen tener más de 10-15 años de vida, que es quizás cuando tenían una mejor reputación, premios importantes… Antes, que no estábamos tan absorbidos por las redes sociales y aún había tiempo y ganas de leer textos más largos sin selfies o fotos de postureo.
Y muchos, con más de 10 años, que ya se cuestionaban esto de que si los blogs han muerto, como Enrique Dans. Menos mal que parece que esto sigue (y los premios, también).
Yo reconozco que he tardado en unirme al mundo blogger, aunque me rondaba mucho antes. Empecé a moverme allá por 2013, colaborando en un blog desarrollado junto con algunos compañeros de carrera, Economía Express. Allí escribía artículos sobre comercio internacional y Marketing.
Después, el contenido y objetivo del blog original evolucionó y yo decidí que ya era hora de tener mi propio espacio, en forma de cuaderno de apuntes en la red.
Porque para mí lo es. Es escribir, pensar, soltar.
La idea es sacar ideas de la cabeza, desarrollarlas, investigar, cuestionar, estar al día… en mi casa y bajo mi responsabilidad.
En los últimos meses las cosas han cambiado por aquí, y entre el día a día y otras cosillas, la verdad es que no le he dedicado todo el cariño que me hubiera gustado.
Quiero que este sea un espacio vivo, poner por escrito lo que encuentro, lo que experimento, lo que me interesa. Y tomarme el tiempo de alimentarlo, como un momento al día para mi, para mis cosas.
Hay blogs muy buenos que siguen funcionando; verdaderas referencias en muchos temas, desde recopilatorios sobre temas de empresa como Sintetia con grandes autores, Marketing como el de Seth Godin, tecnología, marca, miles de opciones sobre Marketing digital y los últimos que he leído sobre maternidad. E incluso mezclando las temáticas profesional y personal de una forma tan natural como lo hace Clara Ávila.
Además, se pueden seguir encontrando blogs muy completos y actualizados de otras temáticas más «livianas»: desde cocina o deportes a viajes, pasando por hacer ganchillo o seguir los looks de las influencers más conocidas.
Para mí el blogging no está muerto, sino que quiero revivirlo desde lo que yo puedo aportar, aunque ahora -quizás- ya no haya tanto público dispuesto a leer.
¿Lo conseguiré esta vez?