Reciba un cordial saludo

Formas obsoletas de comunicar hay muchas. Y algunas se siguen utilizando.

Hay emails fríos, antiguos, que huelen a añejo. Y también llamadas frías, que casi parece que se congelaron en la Edad de Hielo.

Esta semana he vuelto a la oficina después de las vacaciones. De una nueva forma de vacaciones, con pretensión de tranquilas y con siestas a medias.

Lo bueno de volver a mediados de agosto es que todavía hay un cierto letargo: aún se puede disfrutar de algunos momentos de silencio, los emails no se amontonan y las notificaciones de chat no distraen más de la cuenta. Si dejaste los deberes hechos antes de irte, además parece un gran nuevo comienzo, casi como cuando en la vuelta al cole estrenabas cuaderno y lapicero.

Son días de pensar antes de hacer, de priorizar, de ordenar ideas y de planificar lo que viene para coger impulso.

Sin embargo, hay quién utiliza estos días para las llamadas a puerta fría, ¡qué valiente!

Encantado de saludarla

Tengo que reconocer que la propuesta, previo envío por email, me había interesado, así que aproveché la calma de estos días para coger su llamada e indagar más en lo que nos ofrecía.

Pensando en que sería una llamada corta.

Pero claro, para vender, aún muchos siguen creyendo que se debe hablar más que escuchar, y que es mejor si se hace de una forma extremadamente cordial, correcta y casi aduladora.

Después del típico saludo en esta época (todo lo simple que puede ser entre desconocidos), lo que no me esperaba es recibir una respuesta como «qué buena noticia tus vacaciones, enhorabuena por unos gratos y merecidos días de descanso». Y no digo que no fueran gratos ni merecidos, pero esta forma rimbombante de alegrarse me resultó más que curiosa.

Me hizo recordar muchas de las plantillas de email que todavía se ven por ahí, de la mano de comerciales menos actualizados (o más desganados) que dominan el arte del copia-pega y siguen creyendo que su mensaje será el ganador.

Fórmulas viejunas, dignas de ser acompañadas por aperitivos viejunos que harían las delicias de El Comidista. O por lo menos a eso me recuerda.

En mi opinión, para captar la atención de alguien, especialmente en un primer contacto, es necesario mostrar cierta frescura en lo que contamos (sin perder el ser correctos), pero sobre todo, ponérselo fácil a quien escucha o lee. Y por supuesto, teniendo algo que contar.

Fresco, sencillo, interesante. Pensaré en ello…

Entretanto, y sin otro particular por el momento, aprovecho la ocasión para enviarle un cordial saludo y me despido de usted quedando disponible para cualquier aclaración o comentario al respecto.

😉

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