Empezamos bien. En inglés, como marketing. Con lo rico que es nuestro castellano.
En realidad, esto va del hombre orquesta, y también de la mujer orquesta. De todos los que nos responsabilizamos de alguna orquesta en la empresa, de los que nos metemos en jardines porque queremos hacer más y mejor, de los que sabemos quién es el rey y cuál es la diana.
Por eso, los hombres y mujeres orquesta que hacemos Marketing en PYMES y empresas industriales somos más Inspector Gadget que director de orquesta.
Es decir, nos faltan los violines, los clarinetes, la percusión y hasta alguna flauta travesera. Así que de dirigir una gran orquesta, poco. Más bien, tratamos de conseguir una buena pieza que haga las delicias de un público exigente, técnico, riguroso, internacional y con miles de oportunidades a golpe de clic.
El Inspector Gadget también se parece un poco a esto que hacemos.
Investigamos con lupa, como él. Para conocer a fondo a nuestros objetivos, dónde están, qué les gusta, como hablan… Establecemos una estrategia y después dibujamos en servilletas planes de ataque aplicando mil y una técnicas que podemos combinar cada vez.
Así, cuando llega el momento de la verdad, sacamos del abrigo y del sombrero todas nuestras mejores herramientas, también digitales, para hacer las estrategias realidad.
Un día tenemos a punto lápiz y papel para convertirnos en diseñadores gráficos con nociones básicas de Photoshop o InDesign. Otro, sacamos la cámara de fotos para crear las mejores creatividades para redes sociales, que programamos con ayuda de agendas digitales que publican cada día por nosotros.
Y aportamos lo necesario para que el logo sea algo más que una imagen bonita.
Algunos días, cargamos la pluma con tinta para redactar las mejores historias que cuenten por qué confiar en nuestra casa. Y llamamos a las puertas de periódicos y revistas para llegar a buenos acuerdos a cambio de regalarles nuestras historias a sus lectores.
O se las enviamos nosotros mismos, dibujando eso que llaman embudo a través del cuál redactamos newsletters y guiamos sus pasos con storytelling hasta fantásticas landing page con botones mágicos de acción y de venta.
Porque nos alineamos con nuestros compañeros de Ventas para conseguir cerrar más proyectos, ahora, y fidelizar más clientes, para el futuro. Nos integramos en sus procesos para definir mejores caminos y conseguir ser más rentables entre todos.
También solemos sacar la calculadora y el Excel, para analizar y medir resultados. Nos convertimos en analistas un día y en programadores en otro. Expertos de web, SEO, eCommerce, Ads o Inboud Marketing, sin ser nosotros nada de eso.
Y a veces, también nos gusta (mucho) ponernos nuestras mejores galas para ir a lucirnos a ferias y eventos. Ahí sacamos todo un variopinto arsenal y nos convertimos en arquitectos, electricistas, decoradores, mozos de almacén, metres, periodistas… todo en uno. Y además, en los días D, evolucionamos como la marea, y podemos llegar a ser jefe de prensa, comercial, cuentacuentos o azafato en solo un día.
Y apagafuegos. Eso siempre.
Lo bueno y lo malo de ser el Inspector Gadget en Marketing es que lo tienes todo a mano, y también, que de tu mano puedes llevar a los verdaderos expertos en cada materia, como la inteligente sobrina del inspector, que le ayudaba a resolver las misiones más complicadas gracias a sus innovadoras herramientas.
Esta profesión, de esta manera, tiene mucho de todo. ¡Y no queda tiempo para aburrirse!